Dos almas y dos cuerpos que se funden (Las Letras de Venus… donde la pasión no calla)

Mi ángel caído de los cielos, mi caballero de largos cabellos, he aquí tu princesa, esperando en sus aposentos por el único, por ti, mi dueño, mi gentil, mi señor…

El uno frente al otro, acariciándonos, como cada noche, mi dulce caballero, poseedor de mi corazón...

En un acto de entrega que consuma en carne y alma, el amor que sentimos…

Dos almas y dos cuerpos que se funden, al abrigo de las caricias de tus brazos y los míos, que desvelan la noche…

Luz de luna que entra por el ventanal, y baña nuestros cuerpos despojados de ropas y prejuicios, desnudos de egoísmos y cubiertos de entrega…

Luz de luna que acaricia con su brillo, cada beso atesorado en nuestros labios, como un pacto de amor eterno…

Dulces melodías suenan en el aire, que se funden con el sonido de tus suspiros y los míos…

Derroche de pasión al viento de nuestra locura de amor, derroche de versos, que a veces no concluyen porque los llenan tus labios, que se funden con los míos, y pareciera que esos versos, terminaran pronunciándose dentro de tu boca…

Me aprietas con tus manos, me condenas a tus brazos, me ajustas a tu pecho y pareciera, que puedo sentir como late tu corazón, ese, que he de amar por siempre…

Y mi pulso se impacienta, mis latidos se aceleran al igual que los tuyos, nuestros cuerpos se entrelazan y se desmayan sobre los lienzos de seda de mi cama, que tan impacientes nos aguardan…

Y en una danza de caricias y besos, tu boca me atrapa, del cuello a mi pecho, y se embriaga, allí, de la miel que te amamanta, y de la suavidad de su turgencia, redondeando mis formas, contorneando mis límites, y descendiendo buscando el fruto maduro, que te llene de dulzor y que a mí, me quite la cordura, con la tibieza y la suavidad de tus labios…

Me volteas sobre ti, me reclamas mis besos, y como un manto de oscura y silenciosa bruma, se derrama mi pelo perfumado de jazmines, sobre tu pecho que huele al paraíso repleto de sándalos… Mi pelo, que avanza sobre ti, como un cortejo de una virgen negra, que proclama placer encendido en su boca, hasta llegar a tu cima, que se levanta altiva y esperando, en un acto sublime, ser coronada por mis labios, besando tu altar del placer, de principio a fin…

Haciendo que tu sangre, corra convulsionante de deseo por tus venas, que te hacen querer poseerme…

Alzándote sobre mí, tomándome de mis hombros y en un giro apasionado, introduciéndote en el infierno de mis caderas candorosas, en un vaivén de dos cuerpos, que se aman y se desean, que se adentran y se separan, al ritmo del latido de sus corazones, del jadeo y de los gemidos que salen de sus labios…

Tu vientre contra el mío, en una batalla de besos, sudor y de placer compartido…

Mi ángel negro, me abrazas con tus alas, de brazos poderos, aprisionando mi cuerpo, anclándome al tuyo, en una dulce tortura de pasión…

Mi ángel oscuro, me posees, te aferras a mis senos, como si fueran puerto, de la bahía mía, donde descansas tu península, para excitarla con las suaves y tibias caricias del oleaje, en la humedad de mis profundidades…

Mi dueño, hazme tuya cada noche, te ofreceré mi entrega, hasta acabar tendidos, sobre la seda del lecho de mi piel, mojado en mí, ardiendo en ti, hasta alcanzar la paz, de tu pequeña muerte entre mis brazos…

Quedándonos dormidos, extasiados y unidos, para volver a ser cada madrugada, dos almas y dos cuerpos que se funden en eterna pasión…

Bellas y Eternas Lunas

†Selene Luna Aeterna†

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