sábado, 31 de marzo de 2012

Lágrimas negras

Camino por las calles bajo este cielo azul de la mañana, pero gris en el ocaso de mi alma, otra vez, llevando esa máscara que me impone darle la cara a una sociedad que me espera, me aguarda llegar espléndida y radiante como una reina por fuera, pero que en realidad, no pueden ver, que dentro de ese atuendo imperial, solo van los despojos de quien soy, una representación histriónica que me obligan a tener para calmar su hambre, que a veces siento que me devora, mis huesos quebradizos y tambaleantes que intentan caminar esbeltos sobre mis tacones, disimulando el dolor, la soledad, y las ganas de gritar el cansancio de mi alma torturada de soportar esos clavos que me anclan a una cruz invisible de tristeza, demasiado pesada, y así paso mi día, en ese teatro de la vida, de falsas representaciones, de sonrisas inventadas que conforman las miradas de quienes pasan una y otra vez frente a mi… Hasta el final del día, cuando la función ha terminado, y la actriz, la reina, su alteza real, llega por fin, a su castillo, frio y solitario, donde solo me esperan tras los muros, los silencios que rasgan mi investidura, mi corazón y mi alma una vez más… Donde desmaquillo mi imagen frente al espejo, que me devuelve el rostro cansado y agobiado, pero no de un día de trabajo, sino de años de sufrimiento, quitándome la máscara que me protegía, ese espejo que explota frente a mí en cristales de lágrimas de dolor, quebrándose en mil pedazos como mi corazón, y cayendo bajo mis pies descalzos; incrustándose como la realidad que me sigue desangrando noche tras noche, tratando de encontrar, tal vez unas palabras que intenten detener, ese suicidio de pensamientos incongruentes que me ahogan, mientras el agua de un grifo corre por mis manos y refresca mi rostro… Pero, todo da igual, salgo de mi realidad tangible y en una realidad alterna, encuentro una bruma espesa y oscura, confusa y distante que ni siquiera sabe mi nombre, pero me aclama, al principio gentil y amable, pero luego, como la sombra de una letanía que imparte su dictadura, como un yugo sobre mi alma, mi alma, atada a una noria que gira y gira, con la misma obediencia de aquel animal que la hace dar vueltas, aletargada por esa soledad de mis cuatro paredes blancas, llenas de gritos inaudibles, estampados como pinturas surrealistas invisibles, gritos con manos, que se desmayan y se desgarran en los bordes de mis muros, entristecidos de dolientes palabras, sombras que maltratan con agravios y juicios violentos que salen de sus voces, guiados por conclusiones falsas y mentiras. Y otra noche más, desangrándome en el dolor que cruje bajo mis pies, caminando sobre las astillas de mi corazón de cristal hecho pedazos, incrustándose en cada paso, cada palabra, cada actitud que me silencia de una manera indiferente y cruel, no queda más que refugiarme, contándole a mi almohada el secreto de mis lágrimas, mis lágrimas tan negras, como el vacío que me dejo tu ausencia y tu silencio, tan opacas como el féretro de mis ojos y tan muertas como yo...


13/03/2012
Bellas y Eternas Lunas
†Selene Luna Aeterna†

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