viernes, 13 de abril de 2012

Tú y este otoño tan frío

Tú, que te estas convirtiendo en un perfecto extraño, un total desconocido…
Tú, y tu muro de piedras que se acumula más rápido, de lo que pueden quitar mis manos para descubrir, que hay detrás de ese muro, hasta sangrarme…
Tú, y los escombros, de una catedral de rocas de un pasado, que arrastras amurado, a  pesadas cadenas de lamentos tras tus pasos…
Tú, y tu nombre que es la culminación de la peor de las profecías en el final de los tiempos, y el principio de un linaje de nobleza, de caballeros perdidos, de esos que vagan solitarios a su suerte, refugiado en tu castillo, revestido de letras que amarro el viento de tu memoria, en sus muros, que gritan tus historias, al abismo de la soledad en tus eternas noches…   
Tú, que me acercas de repente, a acompañar tus desvelos…Tú, que me alejas como el viento, que desnuda los árboles en otoño, con montones de hojas dispersas por los parques solitarios y teñidos de tu ausencia…
Tú, que te llegas hasta mi playa, en medio de la noche y bajo la luz plateada de la luna, como los barcos siguen, al faro que los guía, a un puerto seguro, ahí te cobijas  en las alas de mi voz…
Tú, que amarras tu vida a la mía con tus palabras, pero que escribes tus promesas, en la arena, y yo, que soy tan tonta, y en afán de amarte tanto, no te culpo por escribir en la arena tantas promesas, solo maldigo a las olas del mar, por llevárselas…
Tú, que apareces como un mensajero, de aquel que va en busca del amor que se ha extraviado…Mientras yo, abrazada a tu recuerdo, solo lloro, sentada en un banco de piedra, tan fría como mis lágrimas, tan duro como tu corazón, tan muerta, como las estatuas que me rodean, y parecieran tener más vida, que la expresión de mi rostro anclado en mirar al vacío, tan marchita, como la hierba que quemo la helada de la noche y tan sola como mi alma…
Tú, que ni te enteras que te pienso aquí sentada…Tu, que ni sospechas cuanto más frio es el otoño, cuando las lágrimas te hielan el rostro…
Yo, que tras ese manto de aquella densa niebla oscura, que no me deja verte, aun así, te amo…Me quedare en silencio, en la quietud congelada de dejar de sentir, como esas mismas estatuas de piedra que me rodean, me emularé a su mutismo inerte, y si el dolor me desmaya y me derrumbo, me quedará el consuelo, de que al caer, tal vez me haga polvo que arrastre el viento, y quien sabe, una vez rota en mil pedazos, pueda escapar mi alma aprisionada, elevándose etérea, y se acabe el dolor… Y seré libre, de buscarte, transparente, incorpórea, y de vez en cuando, hacer mi cómplice al viento, para que, en ese sitio, en donde estés, pueda acariciar tu rostro, y con la suavidad de una tenue brisa, como el suspiro de un ángel frente de ti, en medio de un silencio, te bese los labios…        
 Bellas y Eternas Lunas
†Selene Luna Aeterna†
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Escrito el 06/04/2012

2 comentarios:

  1. Ufffffffffffffff, es precioso, niña. Ha sido un compendio de sensaciones pasarme por tu casa.
    Hay veces, que la sensación de incursión a ese yo mas esencial se queda en un reflejo parecido al de la luna.
    Un beso.

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  2. Mil gracias querida Rocío, siempre es un placer recibirte en mi casa y que disfrutes de los escritos, un beso grande. Bellas y eternas lunas.=)

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