domingo, 21 de octubre de 2012

Dies Irae (Días de Ira)

“Caminare sobre las cenizas de la carne de un cuervo…Aún humeantes…”
…Sí, caminaré sobre las cenizas de la carne de un cuervo aún humeantes, incinerada por la misma llama de fuego que supo avivar la pasión de tiempos pasados y blandir el metal que clavaste en mis alas penetrando por mi espalda hasta desgranar mi corazón. Porque hasta los ángeles lloraron, cuando ríos de sangre bañaban las heridas de la traición, la injuria y  el olvido.
¡Que no llore el cielo!, para que la lluvia no apague tu ardor y no se extinga tu aberrante final  recalcitrado, en una agonía eterna, lenta y silenciosa, que aún así, no compensa el daño que causaste...¿Así que piensas que ya no queda nada?... Te equivocas… Quedan infinitos días de ira sobre tu amarga  existencia, plagada de horror y suplicas escuchadas vanamente  por  los oídos sordos de mi venganza... Y cuando el hedor de tu putrefacta carne acerque solo a los mismos buitres, en algún sitio donde tu disociada, cobarde y mendiga alma se esconda, seguirás sufriendo el karma de su inmortalidad en el dolor, como un hierro que se oxida y se corroe, con cada gota de ácido derramada por mis ojos en tu nombre.

…Y no te alcanzarán las lunas para pedir perdón y clemencia…Que la más tenebrosa mano te juzgue en tu purgatorio y solo suenen en tus oídos campanadas de sufrimiento con acordes de tinieblas…Y ahí me verás… Parada cual esfinge frente a ti, saboreando tu desgracia…Con la mirada difusa y perdida en el más oscuro y morboso de mis pensamientos…Y se desatará sobre tu memoria la tempestad de ira mas grande jamás vista, escuchada, deseada y padecida, hasta tal punto, que en tu moribundo instante de protagonismo en esta historia, habrás deseado haber enmudecido esas palabras que pusiste  en verbo y que hasta  tu viperina y envenenada lengua se enroscara  asfixiándote de impotencia por no haber callado tan nefasto y ofensivo  discurso…Yo sí te olvidaré,  hasta que de ti no murmure ni el viento…Y solo serás escoria que ningún jinete deseará pisar…Quisiste que te amara y te amé, y como un maldito cuervo me quitaste la luz en la mirada, para llevártela contigo al séptimo infierno,  quisiste que te odiara y te odiaré hasta el último aliento de mi vida, hasta el eterno principio de mi muerte.
Dies Irae
 ¿En verdad piensas que ya no queda nada?
En ti sí queda aún, tal vez el afán de causarme dolor solo para aliviar tu miserable y empobrecido existir, pero no te daré el placer de verme sufrir más y solo veras como en un espejo el reflejo desmembrado de tu patética existencia...Y cuanto más leo éste escrito, más saboreo el gozo de mi revancha, que duerme solitaria llena de pensamientos obscuros a la espera del tan ansiado momento de gloria...¿Sigues pensando que  ya no queda nada?¡Ingenuo!¡Necio!. En mi sí queda algo para ti, días de ira… Dies Irae…


†Selene Luna Aeterna†
23/09/2010
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